La creación de un Ministerio de Igualdad ha sido una medida discutida y criticada. Daba la sensación de ser más una operación de marketing que un organismo que realmente proponga soluciones a los problemas de discriminación que aún existen. A ello se suma la absurda polémica sobre los términos “miembros” y miembras” creada por la Ministra Aido.
Sin embargo, los hechos demuestran que hoy en día siguen siendo necesarias este tipo de medidas. Ayer, una mujer de 39 años, ejecutiva de una importante empresa, fue despedida por quedarse embarazada. La dirección no la consideró “eficiente” por no poder aguantar las 12 horas diarias de trabajo que se suponen son las “normales”. ¿Qué más da que sea un embarazo de riego? ¿Para qué van a buscar una excusa?
En un restaurante situado en zona de oficinas, una chica de 29 años bromea con un compañero sobre la humillante derrota sufrida por el Real Madrid frente al Alcorcón. A su lado, una mesa con 12 hombres presumen de ser importantes directivos por la carísima marca de whisky con la que finalizan el almuerzo. En alto, se escuchan frases como “qué daño han hecho los fichajes de Cristiano y Beckham”, “ahora cualquier niñata que lleve tacones, maquillaje y Blackberry, puede criticar el sistema de Pellegrini”. No importa que esa chica sea socia del club de fútbol de su pequeña ciudad desde los 16 años.
La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, establece que “resulta necesaria una acción normativa dirigida a combatir todas las manifestaciones aún subsistentes de discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo y a promover la igualdad real entre mujeres y hombres, con remoción de los obstáculos y estereotipos sociales que impiden alcanzarla”. Así es. Da pena que todavía en este país, para que una mujer trabajadora pueda tener un hijo o para que una chica que lleve maquillaje pueda opinar de fútbol, tiene que haber una frasecita aprobada por las Cortes. En ese caso, bienvenida Ley de Igualdad, bienvenido Ministerio de Igualdad y bienvenida Bibiana Aido con sus “miembros” y sus “miembras”.
Sin embargo, los hechos demuestran que hoy en día siguen siendo necesarias este tipo de medidas. Ayer, una mujer de 39 años, ejecutiva de una importante empresa, fue despedida por quedarse embarazada. La dirección no la consideró “eficiente” por no poder aguantar las 12 horas diarias de trabajo que se suponen son las “normales”. ¿Qué más da que sea un embarazo de riego? ¿Para qué van a buscar una excusa?
En un restaurante situado en zona de oficinas, una chica de 29 años bromea con un compañero sobre la humillante derrota sufrida por el Real Madrid frente al Alcorcón. A su lado, una mesa con 12 hombres presumen de ser importantes directivos por la carísima marca de whisky con la que finalizan el almuerzo. En alto, se escuchan frases como “qué daño han hecho los fichajes de Cristiano y Beckham”, “ahora cualquier niñata que lleve tacones, maquillaje y Blackberry, puede criticar el sistema de Pellegrini”. No importa que esa chica sea socia del club de fútbol de su pequeña ciudad desde los 16 años.
La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, establece que “resulta necesaria una acción normativa dirigida a combatir todas las manifestaciones aún subsistentes de discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo y a promover la igualdad real entre mujeres y hombres, con remoción de los obstáculos y estereotipos sociales que impiden alcanzarla”. Así es. Da pena que todavía en este país, para que una mujer trabajadora pueda tener un hijo o para que una chica que lleve maquillaje pueda opinar de fútbol, tiene que haber una frasecita aprobada por las Cortes. En ese caso, bienvenida Ley de Igualdad, bienvenido Ministerio de Igualdad y bienvenida Bibiana Aido con sus “miembros” y sus “miembras”.