lunes, 22 de marzo de 2010

Diez mentiras sobre el IVA

Diez mentiras sobre el IVA

Antonio Miguel Carmona

Los impuestos no son ni buenos ni malos, son simplemente necesarios. La subida en el tipo del IVA por parte del Gobierno de España ha dado lugar a un cúmulo de falsedades sobre las que conviene responder.

Primera. Se cuestiona la subida por suponer un grave daño sobre el consumo, aseveración defendida curiosamente por aquellos políticos y economistas que hasta hace escasos días depositaban en el ahorro la esperanza de la recuperación económica. Cabe señalar que ante la fuerte caída de ingresos derivada de la recesión mundial y la consiguiente elevación del gasto público, los déficits se han sucedido a lo largo y a lo ancho de las naciones de la OCDE; un déficit que nos ha llevado a aumentar de forma alarmante la Deuda Pública en casi todas las naciones, y, consecuencia de ello, a tener que soportar una carga derivada de los intereses de la Deuda que habrán de pagar las generaciones venideras. Hay que preguntarse entonces si nos conviene subir el IVA o, de lo contrario, pagarlo en forma de intereses de la Deuda en años sucesivos. Si hay margen convendría tomar la decisión sustentada en la preferencia de subir el IVA antes de pagar más intereses derivados de un nuevo aumento de la Deuda que provocaría sucesivamente un mayor daño sobre el consumo.

Segunda. Se afirma que el Gobierno sube el IVA porque no ha sabido controlar un once por ciento de déficit público, cuando otras naciones, como el Reino Unido, por ejemplo, han alcanzado el doce por ciento de déficit público. No es que nos consuele, sino que muestra que el mal derivado de una expansión desordenada del déficit es general, no sólo español.

Tercera. Se dice que la presión fiscal sobre el valor añadido va a ser insufrible por parte de los contribuyentes españoles, no teniendo en cuenta que España es el tercer país con menos IVA, junto con el Reino Unido y tras Chipre y Luxemburgo, de toda la Unión Europea en relación a la altura del tipo medio. ¿Cómo es posible que no hayamos emprendido con anterioridad una reforma que colocara el nivel del IVA a la altura al menos de la media de la Unión con el fin de poder tener unos servicios adecuados y unas cuentas públicas más saneadas?

Cuarta. Se proclama que la subida de dos puntos elevará sin remedio el fraude fiscal, aseveración que con cierta lógica me ha llevado a pensar que, entonces, Alemania, Austria, Holanda o Francia, todas ellas naciones con una mayor presión fiscal sobre el valor añadido, tienen un mayor porcentaje de economía sumergida que España, afirmación que es del todo falsa.

Quinta. Se sostiene, por tanto, que bien seguro que con la subida del IVA, no sólo no se ingresará más, sino que se recaudará menos, siguiendo las recomendaciones de aquel economista llamado Arthur Laffer, quien dibujó a Ronald Reagan en una servilleta una curva en forma de campana mostrando que a partir de un determinado tipo impositivo, la presión iba a ser tan grande sobre los contribuyentes que huirían en desbandada provocando tal fraude que la recaudación, en vez de aumentar, disminuiría. Con independencia de que este dibujo de Laffer tiene el antecedente del economista tunecino de origen español del siglo XIV, Ibn Jaldún, cabe preguntarse si teniendo el tercer tipo de IVA más bajo de Europa, estamos en riesgo de que nuestros contribuyentes corran en desbandada echándose a los brazos del fraude y provocando una fuerte disminución de la recaudación.

Sexta. Se asegura que la subida del IVA, como impuesto proporcional que es, ahonda en una injusticia distributiva y que los españoles van a acabar pagando trescientos euros más al año por culpa de esta subida, sin tener en cuenta que no todos los españoles consumen la misma cantidad dado que las diferencias de renta son notables: unos pagarán cincuenta, otros mil… no hagamos medias absurdas de las que arrepentirnos. El principal instrumento de distribución secundaria de la renta es el gasto, difícilmente el ingreso en un país que limita al norte con un paraíso fiscal y al sur con otro paraíso fiscal.

Séptima. Se sugiere, con un cierto grado de confusión, que cuando en 1993 se elevó el IVA cayó la recaudación: de donde vienes, peras traigo. Al tiempo que aquel año se elevó el IVA en el mundo entero –incluida España-, sufrió una recesión, corta pero profunda, derivada de las consecuencias de la guerra de Kwait, la unificación de Alemania y la depreciación del yen, que llevó a una caída de nuestro PIB de un uno por ciento, de tal forma que los ingresos de la hacienda pública se vieron mermados por dicho estancamiento, no por la elevación del IVA, sino por el estancamiento general de la economía mundial.

Octava. Se reitera que la subida del IVA forma parte de la voraz capacidad de la izquierda de recaudar frente a la bondad de la derecha de liberar a los ciudadanos de cargas impositivas innecesarias.

Novena. Se indica que la mayoría de los países van en dirección contraria cuando el Reino Unido está en estos momentos aprobando una subida del IVA, Alemania la llevó a cabo hace un par de años rechazando hace unos meses en su Parlamento la propuesta de los socios de Gobierno de Merkel de reducirlo; el Comisario Europeo de Economía alienta esta medida con el fin de disminuir el déficit público y a Grecia se le ha recomendado un esfuerzo en la imposición sobre el valor añadido para reducir su brutal desequilibrio fiscal generado por las mentiras y falsas cuentas presentadas por el anterior gobierno de la derecha griega.

Décima. Se señala que la mayor parte de los economistas critican abiertamente la subida del IVA por parte del Gobierno español, cuando ha sido defendida -unos como mal menor, otros como solución acertada-, por parte del presidente del Registro de Economistas y Asesores Fiscales –quienes de fiscalidad algo sabrán-, por el propio Ministerio de Economía, por el Instituto de Estudios Económicos anexo a la patronal CEOE –a cambio de reducir cotizaciones sociales-, por el Comisario Europeo de Economía, y un largo etcétera de economistas que saben que se trata de una solución ineludible en el marco de un conjunto de medidas entre las que destaca la reducción de gasto público en función del aumento de la demanda agregada, aumento también conocido como recuperación económica.

Antonio Miguel Carmona es profesor de Economía y secretario de Economía del PSM-PSOE