viernes, 30 de marzo de 2012

¿Por qué la reforma laboral no creará empleo?

El pasado jueves 29 de Mayo los sindicatos convocaron una huelga general con motivo de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Rajoy. Al margen del resultado y las consecuencias de la huelga, que desde mi punto de vista fue un éxito, quiero explicar por qué esta reforma laboral no va a generar empleo ni a mejorar el rumbo general de la economía española. El asunto es importante, porque los defensores de la reforma laboral pretenden que nos creamos que gracias a ella el paro se irá reduciendo, de manera que no podemos quejarnos de la pérdida de nuestros derechos, ya que según nos dicen, esos mismos derechos son lo que nos impide encontrar un empleo. Sin embargo, hay que aclarar que tal argumento es absolutamente falso. No es cierto que renunciando a nuestros derechos vayamos a salir de la crisis económica y a encontrar trabajo, tampoco es justo que sean los trabajadores los que asuman el coste de la crisis (no la hemos generado nosotros), así que tampoco es posible apoyar esta reforma laboral si lo que buscamos es salir de la crisis y mantener la justicia y la equidad en las relaciones laborales.

Lo primero que hay que explicar son los factores que determinan el nivel de empleo de la economía. Es decir, de qué variables depende que los empresarios quieran mantener un número mayor o menor de trabajadores contratados. La respuesta es muy fácil: el volumen de empleo de una empresa vendrá determinado por la producción total de bienes y servicios de esa empresa. Por lo tanto, el volumen de empleo total de la economía vendrá determinado por la producción total de bienes y servicios de la economía (lo que se conoce como Producto Interior Bruto o PIB). A partir de aquí, la pregunta que debemos hacernos para saber si la reforma laboral ayudará a incrementar el volumen de empleo es la siguiente: ¿los empresarios van a producir más, gracias a la reforma laboral?.

En un primer momento, podemos pensar que sí, ya que como es obvio, la reforma supone una importante reducción de costes para las empresas, de tal manera que a los empresarios les saldrá más barato que antes producir bienes y servicios, así que en consecuencia decidirán producir más, y para ello deberán contratar más trabajadores. Fijémonos que este argumento es atractivo pero en el fondo no es más que una simple falacia: el argumento nos dice que los empresarios decidirán producir más que antes, debido a que producir será más barato. Sin embargo, ignora completamente que los empresarios producen bienes y servicios para venderlos después... Por lo tanto, por muy barato que sea producir, si no consiguen vender la producción adicional, no producirán más, aunque sea más barato. El error del argumento consiste en suponer que una reducción generalizada de costes hará que los empresarios decidan producir más, sin tener en cuenta que los empresarios tan solo producirán más si pueden vender esa producción adicional en el mercado, algo que sin duda no ocurrirá, porque el consumo de los trabajadores (con más miedo ahora a ser despedidos) se reducirá, así como el gasto público (debido a la obsesión de atajar el déficit de la noche a la mañana) y la inversión empresarial (debido a las malas expectativas económicas para el futuro).

En el párrafo anterior queda claramente desmontada la falacia neoliberal que afirma que para crear empleo debemos reducir los salarios, etc... Sin embargo, es posible que al explicársela a la gente, nos contesten con otra falacia, que es la siguiente: “si se reducen los costes de producción, las empresas podrán reducir sus precios, y así conseguirán vender la producción adicional, por lo tanto una reforma laboral que reduzca los costes, hará que los empresarios estén dispuestos a producir más”. Esto no es más que otra falacia, que sin embargo parece puro sentido común y convence mucho a la gente. Primero, hay que aclarar que no hay absolutamente nada que nos garantice que una reducción generalizada de los costes se traslade necesariamente a los precios. Segundo, no es cierto (aunque parezca que sí) que una caída generalizada de precios incremente necesariamente el nivel de ventas de las empresas. La primera afirmación es obvia y no hay que explicarla, los empresarios no reducirán los precios si no les conviene a ellos, y no hay nada que garantice que una caída de costes les haga reducir precios (en Grecia los salarios bajan y los precios suben sin problema). La segunda afirmación es más complicada de entender, ya que parece de sentido común que si los precios bajan, la gente compra más. Sin embargo, esto realmente solo ocurre a nivel de una empresa individual, es decir, está claro que si una empresa baja sus precios venderá más, pero sin embargo no es cierto que si todas las empresas bajan los precios, todas ellas venderán más, por una cuestión muy simple: cuando bajan los precios, los consumidores pueden comprar más cosas que antes, pero al mismo tiempo ¡¡los vendedores podrán comprar menos cosas que antes!!, por lo que a nivel global, el poder de compra del conjunto de la sociedad permanecerá inalterado. Es por eso que una caída global de precios no tiene por qué suponer un incremento global de la ventas, aunque a nivel de empresa individual ocurra lo contrario. Pero hay más, una caída del nivel de precios incrementa el valor real de las deudas, ya que si yo tengo que pagar 100 euros el año que viene (porque tengo una deuda), esos 100 euros serán más significativos si dentro de un año los precios han bajado. En consecuencia, una caída generalizada de precios, al incrementar el valor real de las deudas, reduce las nuevas inversiones de las empresas, así como la compra de viviendas por parte de las familias, ya que los préstamos se encarecerán en términos de poder adquisitivo. Y continuamos, es posible que nos digan que una reducción de precios mejora la competitividad y ello nos hará exportar más e importar menos (algo cierto), sin embargo también es cierto que se incrementa el valor real de las importaciones, por lo que no hay nada que garantice que se reduzca el déficit exterior de España. Por ejemplo, si nosotros antes importábamos un producto que costaba 100 euros, para nivelar el saldo exterior teníamos que exportar otro producto que costase 100 euros. Si ahora nuestros precios bajan a 50 euros, para importar algo que nos cueste 100 euros, tendremos que exportar dos productos en vez de uno si queremos igualar el saldo exterior. En consecuencia no hay nada que garantice que bajar precios mejore nuestro déficit exterior.

La conclusión de todo lo anterior es que la reforma laboral no creará empleo, ya que no incrementará el nivel de ventas de las empresas, y en consecuencia, por muy barato que sea producir, los empresarios no decidirán producir más, por la simple cuestión de que no sirve de nada producir algo que después no vas a poder vender. Por ello, la reforma laboral es una pérdida gratuita de derechos para los trabajadores, que no ganamos nada, solo perdemos nuestros derechos sin ninguna contraprestación. Por ello es lógico y positivo que todos los trabajadores sigan luchando para parar esta reforma laboral ineficaz e injusta, que solo gusta a los de siempre y perjudica a los de siempre.



Eduardo de A.

1 comentario:

  1. Es cierto, desde la a a la z. Por supuesto, y no solo se producirá una situación de contracción del poder económico de los trabajadores, sino también de la predisposición de esto a retener su capital por miedo a posibles situaciones de despido. Es una ley para chulearse frente a Europa y para exigir más pasta a papa Europa. Lo que necesitamos es darle la vuelta a la tortilla y arreglar el problema laboral de dentro a fuera, es decir desde el punto de vista de trabajador-consumidor, no del de Empresario-traga billetes de 500€.

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