Este artículo
podría haberse titulado
perfectamente La tragedia griega o El fantasma griego, pero creo que es
mejor sacar algunas enseñanzas de lo
que está sucediendo
en el país heleno.
En los últimos
meses, Grecia nos ha mostrado que por mucho que pertenezcamos a Europa, al
primer mundo, no estamos a salvo de los retrocesos sociales y del fin del
estado del bienestar que tanto costó
conseguir. De aquí debemos
aprender a valorar lo importantes y valiosas que son para una sociedad las políticas
de protección social.
Por ello, en estos tiempos difíciles, las
políticas sociales deberían
ser una prioridad y no un incordio molesto para las cuentas públicas.
Otro elemento que debemos tener muy
seriamente en cuenta es la entrada en el juego político
de partidos ultra, que ganan poder entre los ciudadanos con un mensaje que
recuerda a lo peor de la historia europea de los últimos
tiempos. Bajo mi punto de vista, este es unos de los signos más
peligrosos del actual panorama griego, ya que estos grupos atacan y tratan de
destruir las principales características
de Europa: el multiculturalismo y la solidaridad entre estados.
Por último,
me gustaría hacer
referencia al recorte democrático que
supuso la entrada de un gobierno tecnócrata,
elegido a espaldas del pueblo griego. Con ello queda claro que la actual crisis
griega, no lo es solamente en lo económico,
sino que también afecta a
lo social y lo político.
A través
de estos tres casos quiero mostrar que Grecia no es solo un problema que nos
puede arrastrar al abismo, sino que debe servir de enseñanza
a toda Europa de los grandes retrocesos que podemos sufrir si los problemas se
afrontan de manera errónea.
Javier de las Heras
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