martes, 9 de octubre de 2012

Un futuro federal

Llevamos unos meses viendo como las reivindicaciones por la independencia de Cataluña y de Euskadi, se han adueñado del debate político, en concreto, desde que tuvo lugar la multitudinaria manifestación de La Diada.    
La inestabilidad que hoy vivimos, a mi juicio, no se debe única y exclusivamente a la avalancha soberanista que se ha levantado tanto en Cataluña como en Euskadi, sino que también ha contribuido de forma importante la posición recentralizadora (en ocasiones, muy cercana al nacionalismo español) que ha llegado a originar un sentimiento de odio visceral hacia determinados territorios del país. Son dos planteamientos que en este momento se encuentran muy fortalecidos por el apoyo político que están recibiendo: los nacionalismos periféricos defendidos por partidos con representación en parlamentos autonómicos y en el Parlamento español, como es caso de CiU, PNV, ERC y BILDU/AMAIUR, y que según las encuestas obtendrán un buena representación en las próximas elecciones al parlamento vasco y catalán. Y el otro posicionamiento, aquel que es amparado por el sector más radical del Partido Popular, como es el caso de Esperanza Aguirre, la cual apostó hace unos meses por la recentralización del estado, siendo ella hasta hace unas pocas semanas, presidenta de una comunidad autónoma.


Por todo ello creo que ha llegado el momento de plantearse un nuevo modelo de organización territorial, el federalismo.

A pesar de que va aumentando poco a poco el porcentaje de personas que se posicionan a favor del federalismo, hay también una resaltable oposición a este, precisamente surgida desde dos polos opuestos. Por una parte, el españolismo centralista que ve en el federalismo, una amenaza destructora para la unidad inquebrantable de la nación española, y por otra, los nacionalismo periféricos que contemplan al modelo federal, como una forma territorial que se queda bastante corta con sus aspiraciones independentistas.

El federalismo es la herramienta más acertada para acoger las singularidades y diferencias que pueden existir y existen entre las regiones de un país como es el caso de España, y que frente a los planteamientos que ven como un lastre la diversidad (lengua, costumbres, tradiciones), yo por el contrario lo veo como riqueza cultural que debe ser conservada.
Durante la Transición se intentó descentralizar todo lo posible el estado español, pero no se llegó a un grado de federalismo total, ya que la derecha más representativa en aquel momento (Alianza Popular) se posicionó radicalmente en contra de esta propuesta, así como también del estado de las autonomías, el cual finalmente quedo pactado como forma de organización territorial.

Cierto es que el estado de las autonomías tiene muchos matices característicos del modelo federal. Aun así hay que avanzar en muchos más aspectos, como la necesidad de reformar el papel del Senado, para que este se convierta en una verdadera cámara de representación territorial. También creo de importante relevancia, profundizar en el aumento del grado de autogobierno de las comunidades autónomas, haciendo que las competencias de estas sean cada vez mayores en sus territorios correspondientes (por ejemplo: no es normal que en lo referido a infraestructuras, la mayor parte sea competencia del gobierno central como ocurre actualmente en España).

Suponiendo que alcancemos un estructura basada en el marco federal, también será necesario decidir el tipo de federalismo: federalismo asimétrico o por el contrario el federalismo simétrico. Personalmente, yo soy favorable al simétrico, ya que considero que las responsabilidades que adquieran los estados federados deben ser las mismas y en la misma cuantía, frente a la diferencia entre los estados que concedería el federalismo asimétrico, y que a mi juicio, podría llegar a desembocar en una cierta insolidaridad, influyendo de forma negativa entre la ciudadanía de las distintas regiones.

Quizás es un poco precipitado plantearse el tipo de federalismo, cuando ni siquiera podemos asegurar si tendremos este modelo estructural. Pero aunque a priori parezca una aspiración muy lejana, como he indicado antes cada vez es mayor el porcentaje de personas favorables a este modelo de estado. Para que sea aún mayor, los partidos federalistas deben implicarse más en este aspecto. El PSOE, un partido que está organizado en federaciones, durante un tiempo dejó de lado sus aspiraciones federalistas –al margen del PSC que siempre las tuvo en cuenta-, pero parece que las está recuperando. Cada vez son más los posicionamiento a favor de dirigentes socialistas, como Tomás Gómez, José Antonio Griñan, el Lendakari Patxi López o incluso ya el propio secretario general, Pérez Rubalcaba, que al principio parecía estar un poco distanciado de esta forma territorial. También hay otras formaciones políticas que se reclaman pro-federalistas, y que ellos solos, con sus propuestas se contradicen. Hablo de partidos como UPyD o Ciutadans que defienden un federalismo llamado por ellos “cooperativo”, mientras que se posicionan a favor de que el gobierno central recupere competencias (sanidad y educación) de las actuales comunidades autónomas, unas proposiciones totalmente contrapuestas con este modelo.


Creo firmemente que se debe avanzar en el camino que hace tres décadas comenzamos con el estado de las autonomías, debemos reconocer que España es un país con destacables singularidades, y estas deben ser vistas como fuente de una gran riqueza que debe ser conservada.

Por todo ello, esa es la España unida, pero también plural y diversa que debemos seguir construyendo, basada en un modelo descentralizado y de solidaridad entre sus territorios.                                                                            

    
               Luis López

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