jueves, 3 de octubre de 2013

LA COMPLEJA SIRIA



Siria, de pasado convulso, pasó de ser un fabuloso imperio, los Asirios, a padecer sucesivas conquistas, de Griegos, Romanos, Sarracenos y Turcos. Posteriormente fue liberada por los ingleses y paso a ser un protectorado de los franceses, finalmente es abandonada por los franceses y proclamado país independiente en 1941. Desde su independencia distintos golpes de estados han dominado la escena política de Siria, el último gran golpe fue el de Hafez al Asad, padre de Basahar al-Asad actual presidente, en 1970 con el apoyo de la U.R.S.S. Hafez forma el Partido Baath Árabe Socialista y tras su muerte en el 2000 su hijo toma el poder por elecciones con un 93% de votos a favor.

Amén de las diferentes situaciones políticas que ha pasado el país, es un región rica en diferentes culturas, aunque predominan las de religiones musulmanas. Los Sunníes son la etnia mayoritaria, tras Dursos, Alawies y Chiitas, amén de otras minoritarias como Asirios, Ármenios, Turcos y Kurdos.

Centrándonos en la situación actual, en 2011 se inician las primeras protestas en el país. Tras las protestas inicialmente pacíficas y la muerte de manifestantes, se inicia la lucha armada para derrocar al gobierno de Bashar al-Asad, éste utiliza aviones, proyectiles de artillería, morteros, armas incendiarias y bombas de racimo, contra su propia población. A comienzos de 2012 los rebeldes ya dominaban Homs, la tercera ciudad en importancia del país, pero los rebeldes fueron derrotados en la capital Damasco. Y el gobierno recupero buena parte del territorio gracias a los apoyos del ejército. El resultado de estos tres años de conflicto han sido la muerte de miles de personas y más de 2 millones de desplazados, según la ONU. En éste marco de conflicto ha aumentado el envío de armas por parte de Rusia, como el apoyo de armamento por parte de occidente a los rebeldes, lo que ha aumentado la crudeza del conflicto. Además de producirse cientos de muerte de civiles por el uso de armas químicas, siendo el origen de dichas armas del gobierno o de los rebeldes, aún estando pendiente de esclarecer.

Este conflicto se empieza a envenenar ya que no solo se produce el envío de armas, sino que se produce un peligroso posicionamiento de las potencias colindantes, desde Irán se produce un firme apoyo al Gobierno, Israel ataca posiciones Sirias, Turquía respondiendo a ataques desde la frontera norte… Además la etnia mayoritaria la Suni ha sufrido una fuerte represión por parte del gobierno, lo que ha dado lugar a la llegada al país de fieles que se ha unido a la lucha para defender a dicha etnia. Otro de los problemas es la llegada de grupos terroristas, como al-Qaeda que se dedican a crear el caos mediante atentados y la lucha directa.

En éste marco de guerra civil, varios países quieren intervenir de forma directa en el conflicto, mediante ataques directos contra objetivos militares, con el fin de acabar con la dictadura de Bashar al-Asad, pero el problema de fondo es mucho más grabe de los que se cree en un principio ya que una acción directa puede agravar la situación, produciendo un recrudecimiento del conflicto y la intervención de otras potencias internacionales en dicho conflicto. Por ello debemos pedir a nuestro gobierno, a los gobiernos de la UE, Estados Unidos y Israel que cesen en sus pretensiones de una acción directa.

Además por nuestra parte debemos pedir que todas las partes en el conflicto se sienten a negociar para poner fin al conflicto. Que primeramente se produzca un alto el fuego de forma inmediata, para terminar con la muerte de la población, que se establezca una vía de desmilitarización del país y un apoyo firme por parte del gobierno de unas elecciones libres democráticas e integradoras, para que toda la población de Siria se sienta representada. Como socialistas no debemos olvidar que no podemos defender la guerra, ni la intervención militar en otros países, ya que nuestra ideología nos enseña a forjar una sociedad mejor a través de una sociedad en igualdad de condiciones, con los mismos derechos y obligaciones.

Pedro Murillo.

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